Con esta frase expresamos el
alto costo de lograr algo. Cuando
requerimos de mucho esfuerzo para
lograr un objetivo, o cuando compramos algo
muy caro, decimos
lamentando, o quizás alardeando, que
nos costó un ojo de la cara. Entendemos, por supuesto, de que estamos exagerando
al comparar nuestros
esfuerzos con la
pérdida de
un órgano tan importante; la expresión es simplemente una manera
colorida de
darle énfasis a una acción. Pero quizás
se sorprenderán al saber que el origen a esta frase no es una exageración,
¡sino totalmente literal!