Esta expresión viene de
los días cuando encontrar a una mujer de
avanzada edad que
no se hubiera casado, una “
solterona”, era algo inusual.
Mientras que la mujer casada estaba
ocupada con las
tareas de la casa y
la crianza de los hijos, la mujer soltera tenía mucho más
tiempo libre.
Así, era común encontrarlas en
las iglesias, ayudando con
las tareas de
la parroquia y
la limpieza. Una de estas
faenas era la de crear
las ropas y
vestir las imágenes de los santos que
adornaban las iglesias. Esta tradición era común en España y todas sus colonias.