El origen de esta expresión es incierto pero muchos dicen que puede tener su origen en los cantos en las liturgias. El salmo forma parte de la liturgia de la palabra que es la palabra de Dios cantada. La Iglesia dice que este debe ser cantado y "nunca ser reemplazado por otro canto". De ahí, al no poder ser reemplazado por otro canto, si una cosa es diferente a otra, se dice que es otro cantar, haciendo referencia al salmo de las liturgias.