Bruselas se planta ante las fake news
Ya es un hecho ampliamente reconocido y documentado que el Kremlin influyó de manera directa, gracias al despliegue de informaciones falsas a través de las redes sociales, en las pasadas elecciones de Estados Unidos. Y también lo hizo en el referéndum del Brexit. E igualmente intervino en las elecciones francesas. Y en las holandesas. Y en el conflicto catalán. La lista es muy larga y no hace más que ampliarse mes tras mes. Unas veces Vladimir Putin y sus secuaces alcanzan sus objetivos, y otras se quedan a medio camino. Algunos se preguntarán: ¿pero cuál puede ser la meta exacta perseguida por Moscú? La respuesta es bastante sencilla: la simple desestabilización política y social de aquellos países que Rusia considera rivales, tales como Estados Unidos y los países pertenecientes a la Unión Europea. Gracias a la propagación del virus de la incertidumbre, del odio y de la división, los herederos de la antigua Unión Soviética aspiran a contrarrestar la ventaja, ya sea económica, militar o política, que perciben en sus más directos contrincantes dentro del tablero internacional. “Divide y vencerás” parece ser el tema que dirige los pasos de Vladimir Putin. Sólo gracias a la infección del odio y la crispación, Rusia tiene alguna posibilidad de encaramarse de nuevo al podio de los contados países que dictan el destino del planeta. Y tomando en cuenta que, hoy en día, alrededor del 60% de los ciudadanos del Primer Mundo se informan únicamente a través de las redes sociales, inocular el virus de la desinformación y del odio nunca había sido tan fácil como en la actualidad.
El irrefrenable retroceso de la democracia a nivel mundial
Afirmaba Winston Churchill, haciendo uso de su fina ironía y especial agudeza, que la “democracia era el peor sistema político ideado por el hombre, con excepción de todos los demás”. Con ello quería decir, naturalmente, que la democracia, a pesar de sus errores y flaquezas, era el menos malo de todos los sistemas conocidos y probados hasta ese momento. Y acerca de los numerosos defectos de la democracia, creo que hoy en día hay pocas dudas al respecto: un sistema que permita que, por ejemplo, un señor llamado Donald Trump alcance la presidencia del país más poderoso del planeta, está bastante
La decepción frena el ansia independentista en Cataluña
Al parecer, el sueño se ha terminado. Y utilizo el sustantivo “sueño” en su acepción más literal, por cuanto siempre he tenido la sensación de que innumerables seguidores del independentismo vivieron, durante largos meses, dentro de una fantasía onírica de la cual finalmente han despertado. Aquello fue, sin lugar a dudas, un hechizo colectivo que se ha quebrado de pronto. Una y otra vez todos escucharon las advertencias lanzadas por los máximos dirigentes españoles y europeos. Sin embargo, miles de ciudadanos prefirieron continuar escuchando los cantos de sirena emitidos por políticos mesiánic
ETA al fin anuncia su disolución
A pesar de que estamos inmerso en una era caracterizada por la incertidumbre y la confusión, una etapa histórica que ha sido aprovechada por diversos líderes populistas para afianzar su autoritarismo, también es cierto que, al menos en las sociedades más desarrolladas, el uso de la violencia se ha deslegitimado hasta el punto de casi desaparecer. Son muy pocos los que defienden hoy en día el uso de la fuerza bruta para alcanzar sus objetivos. Hasta hace unas pocas décadas, los cadáveres que las organizaciones terroristas o mafiosas dejaban esparcidos a su alrededor se contaban por centenares.
España se queda sola en la defensa del aceite de palma
España es sin lugar a dudas un país de contrastes y contradicciones. Aunque a veces me pregunto si habrá algún país en el planeta que no lo sea. En cualquier caso, los contrastes son realmente notorios en este país que habito. Por un lado la iglesia católica mantiene una enorme influencia sobre toda la sociedad, y aun así, a pesar de las tradiciones y el conservadurismo, los españoles nos preciamos de ser abiertos, tolerantes y respetuosos con las diferencias, incluidas las de orientación sexual. No en balde España fue uno de los primeros países del mundo en aprobar el matrimonio homosexual.