El
término “
mala sangre”
se utiliza generalmente para describir a personas de carácter irritable que
suelen actuar con malas intenciones. Pero como muchas expresiones
coloquiales, su definición
se ha expandido para incluir otras condiciones negativas como la
angustia y el
rencor. En esos casos, para describir un
estado de mente temporal, decimos que la persona
se hace mala sangre. Por ejemplo, cuando alguien
se enfurece por una
acontecimiento que está
fuera de su control,
podemos aconsejarle que
no vale la pena hacerse mala sangre.