Queridos oyentes, les doy la bienvenida a nuestro programa informativo semanal. Hoy es miércoles, 30 de agosto. Mi nombre es Renzo y en esta edición, como es nuestra costumbre, comentaremos algunos de los hechos más importantes de la actualidad latinoamericana y mundial.

Comenzamos con una noticia que demuestra, una vez más, que la política es como una rueda de la fortuna: en un momento estás arriba, pero segundos más tarde, ya estás abajo. Y el regreso a la cima nunca es seguro. De hecho, el tema que vamos a comentar ha levantado una gran polvareda en los últimos días, en Francia así como en todo el mundo, de modo que voy a recomendar la siguiente noticia para nuestro Featured Topic de Speaking Studio de la semana.

Cuando asumió, en mayo pasado, Emmanuel Macron se convirtió en la nueva estrella de la política europea. Con sus 39 años de edad, era el presidente más joven de la historia de Francia, desde Napoleón Bonaparte. Además, rompía los estereotipos, ya que está casado con una mujer que es 25 años mayor que él. La modernidad llegaba al Palacio del Elíseo.

La fantasía se evaporó muy pronto y los problemas para gobernar ya impactaron en el presidente. En junio, Macron tenía niveles de popularidad del 64%, pero, el pasado fin de semana, el diario español El País nos informó que, en agosto, esa cifra ya bajó a un 40%.

Mientras esperamos a ver qué pasa con Macron, vayamos hacia América Latina para hablar de la pelea sin fin que mantienen los presidentes Mauricio Macri, de Argentina, y Nicolás Maduro, de Venezuela, en un enfrentamiento que, a ratos, parece más personal que político.

Como hemos visto en los últimos meses, el presidente de Venezuela, Nicolás Maduro, no asume responsabilidad alguna en la grave crisis política, económica y social que sufre su país. Siempre les echa la culpa a otros y se pelea sin ton ni son con cualquiera que no esté de acuerdo con él. La semana pasada, por ejemplo, dijo que el presidente de Argentina, era “un cobarde” porque le había retirado una condecoración oficial.

La historia es así: en 2013, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner le entregó a Maduro la Orden del Libertador San Martín, el máximo galardón que entrega el gobie

Ya que hablamos de Macri, analicemos un poco la visita que le hizo el vicepresidente de Estados Unidos, Mike Pence, en Buenos Aires, porque dejó mucha tela para cortar.

El 15 de agosto, Mike Pence estuvo en Buenos Aires. El presidente Mauricio Macri estaba muy contento. Para él, era una muestra del apoyo del gobierno de Donald Trump, quien es su amigo desde que ambos se conocieron como empresarios allá en los ya lejanos años noventa. El vicepresidente Pence no ahorró halagos para Macri. Le dijo que era un líder audaz, una inspiración para otros gobernantes, un socio sólido y una esperanza para América Latina. Los dos se despidieron con muchos abrazos y muchas sonrisas. Todo era felicidad.

Pero Pence no se fue con las manos vacías, ¿eh?

Hay que recordar

No es al único que le pasa. Su antecesora y principal opositora, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, tampoco calculó bien y no ganó las elecciones primarias legislativas con el amplio margen de votos que esperaba.

El lunes, Cristina Fernández de Kirchner anunció que ganó las elecciones primarias de candidatos al Congreso en Argentina. El 13 de agosto, cuando se hicieron esas elecciones internas, el gobierno de Mauricio Macri manipuló las cifras para hacer creer que su candidato al Senado, Esteban Bullrich, le había ganado a la ex presidenta, a quien no puede ni ver, porque es la líder de la oposición.

El gobierno festejó muy temprano, en una celebración televisada por todos los canales, cuando Bullrich le llevaba siete puntos de diferencia a Fernández de Kirchner. Cosas extrañas de la vida, a parti

En otras partes del mundo se ha demostrado que las denuncias de corrupción no necesariamente restan votos. Podríamos preguntarle, por ejemplo, al italiano Silvio Berlusconi.

En los últimos días, varios diarios de diversas partes del mundo anunciaron un regreso político que, en principio, parece inesperado, pero que, si lo pensamos bien, no lo es tanto.

A mediados de agosto, por ejemplo, la agencia de noticias de Italia, ANSA, nos contó que Berlusconi está a punto de resurgir de sus cenizas. Estoy sinceramente sorprendido, como seguramente les pasará a muchos, sobre todo porque este empresario ya tiene 80 años, pero… ¡nada que se retira! Les suele pasar a los políticos. El poder es como una droga muy adictiva, muy difícil de soltar, incluso en la vejez.

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