Italia busca soluciones desesperadas ante la crisis del Mediterráneo
No quisiera sonar demasiado agorero, pero el mundo, sin lugar a dudas, se encuentra patas arriba. Y lo que es aún más grave: ante los problemas que aquejan a la humanidad en su conjunto, no se vislumbran respuestas sencillas. O peor todavía: no se vislumbran respuestas de ningún tipo, ni sencillas ni complejas.
Observemos, por ejemplo. el terrible drama de las migraciones en el Mediterráneo. Debo reconocer que yo fui uno de los tantos ciudadanos bienpensantes que apoyaron la caída del cruel dictador Muamar el Gadafi en Libia. Ahora no lo tengo tan claro. El propio Gadafi advirtió, ante los ataques aéreos de la coalición que buscaba derrocarlo, que su caída conllevaría a una terrible inestabilidad en la región. Una inestabilidad cuyas consecuencias las pagaría Europa. Sus ominosas palabras se han hecho realidad. De alguna manera él mantenía el control no sólo sobre su país, sino también sobre las rutas migratorias que van desde la región subsahariana y desembocan en el Mediterráneo. Ahora que hemos visto las consecuencias, ahora que estamos presenciando la larga y cruenta guerra civil en una región sin Estado, así como los miles de refugiados que mueren ahogados en el mar o que atiborran los centros de acogida en Italia, ¿no nos sentimos tentados de viajar atrás en el tiempo para así poder escoger de nuevo el mal menor? ¿No haríamos lo mismo con Sadam Hussein en Irak? Difícil y peliagudo dilema.
Polonia intenta seguir adelante en su camino hacia el autoritarismo
De forma lenta, pero inexorable, la civilización humana al completo parece irse sumergiendo en una nueva era plagada de incertidumbres e inseguridades. Catástrofes ambientales, crisis económicas a escala planetaria, guerras por unos recursos naturales cada vez más escasos, masivas migraciones humanas… pareciera que todos los elementos estuvieran de pronto sobre la mesa para atemorizar a un ser humano que, como suele ocurrir en estos casos, busca refugio y amparo bajo el manto protector de unos líderes “fuertes”. Esto ha tenido como consecuencia la proliferación, en los últimos tiempos, de los
Continúa el pulso en Venezuela entre gobierno y oposición
Aunque cueste creerlo, la gravedad de la situación en Venezuela se intensifica aún más con cada semana que pasa. Todas las partes implicadas parecen mover sin descanso sus fichas en una disputada partida de ajedrez que cada vez luce más complicada.
Tras más de cien días de protestas callejeras diarias que ya han dejado casi un centenar de muertos, la oposición ha querido escenificar una demostración de fuerza ante el régimen chavista. El pasado domingo 16 de julio, la Mesa de Unidad Democrática (MUD), organización política que agrupa a los diversos partidos de la oposición, convocó un refe
La despenalización del aborto en Chile tendrá que seguir esperando.
Muchas veces me pregunto cuál es la razón de que nuestras sociedades latinoamericanas sean, prácticamente sin excepción, tan conservadoras y patriarcales. Cualquier pequeño avance en materia social, sobre todo si tiene que ver con la situación de la mujer, siempre ha de enfrentarse a mil y un obstáculos legales antes de poder seguir adelante. La primera respuesta que me viene a la mente es el pesado legado religioso heredado de España. Ya sabemos que toda religión, en especial la católica, representa una fuente eterna de estancamiento ideológico y moral. Sin embargo, observando los grandes ava
Marihuana legal en las farmacias de Uruguay
Así es: Uruguay no sólo ha aprobado la legalización de la marihuana, sino que además se ha convertido en el primer país del planeta en el que el Estado se encarga de controlar el cultivo, el empaquetado, la distribución y la venta del cannabis en las farmacias de todo el país.
Ya hemos abordado el tema con anterioridad en este programa: las pruebas que demuestran el fracaso total en la lucha policial, militar y penal contra las drogas son simplemente abrumadoras. No sólo no se han logrado avances, sino que la sociedad en su conjunto parece estar perdiendo por completo la batalla. Por no me