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A veces, la política en España se parece a un sainete. El último ejemplo lo ha protagonizado un lujoso palacete parisino construido en 1883 como residencia de un importante hombre de negocios. En 1936, el palacete fue adquirido por el PNV, el Partido Nacionalista Vasco. Esta formación política fue fundada en el siglo XIX y, desde entonces, persigue el reconocimiento como nación del País Vasco (una región repartida entre Francia y España). La idea de los dirigentes del PNV era convertir aquel palacete –por el que desembolsaron 65000 dólares– en una especie de embajada desde la que defender su c

En 2021 Angela Merkel hizo algo que pocos políticos hacen: irse de verdad. Suele decirse que un expresidente es como un antiguo jarrón chino en un apartamento pequeño: o sea, un estorbo. No ha sido el caso de Merkel. Durante más de 15 años fue la mujer más poderosa del mundo como canciller de Alemania y líder de la conservadora Unión Demócrata Cristiana (CDU, en sus siglas alemanas); pero cuando se retiró, no intentó seguir influyendo en la política. Dejó libertad a sus sucesores.
Durante su mandato, Merkel se forjó un perfil de dura en lo económico (fue la artífice de las medidas de austeridad

Penélope Cruz y Karla Sofía Gascón tienen algunas cosas en común: ambas nacieron en los años setenta en Alcobendas, en la periferia de Madrid, y ambas han hecho historia en el cine: Penélope fue la primera española en ganar un Oscar y Karla Sofía es la primera mujer trans del mundo nominada para ese mismo premio. Hasta ahí llegan las coincidencias.
Si el pasado de Penélope Cruz está lleno de logros y premios, el de Karla Sofía es una tortuosa lucha por salir adelante con intervenciones en una decena de películas menores y pequeños papeles en series de televisión. La vida nunca fue fácil para K

Cada vez que veo en televisión o en internet grabaciones de un juicio, aunque sé que muchas sesiones son públicas, no puedo evitar la embarazosa sensación de estar metiéndome sin permiso en la vida privada de los implicados. Algunas sesiones judiciales, sin embargo, siguen siendo a puerta cerrada, generalmente para proteger a la víctima: lo que pasa en la sala, en la sala se queda.
A puerta cerrada era, supuestamente, el juicio por la presunta agresión sexual del político Íñigo Errejón contra la actriz y periodista Elisa Mouliaá. Ambos declararon el pasado 16 de enero y, para sorpresa de todo e

En mis años universitarios, una profesora de literatura dijo una frase que todavía recuerdo: “No es lo mismo querer escribir que querer ser escritor”. El matiz es importante. Muchas personas desean publicar libros, protagonizar entrevistas y figurar en tertulias y certámenes. Otras personas, simplemente, desean escribir. A este último grupo pertenecía Jane Austen.
Pese a que hoy es considerada una de las autoras en lengua inglesa más importantes, codeándose con Shakespeare, en vida Jane Austen publicó sus obras de manera anónima. No necesitaba fama, simplemente deseaba escribir. Incluso despué