
De los lugares que conozco, Estados Unidos es quizá el país donde la gente se identifica más con el himno nacional. El pasado domingo, cuando los fans de los Raptors abuchearon el himno estadounidense durante un partido de la NBA en Toronto, los jugadores de Los Angeles Clippers debieron sentirse, imagino, bastante afectados. Algo similar había ocurrido el sábado en Ottawa, la capital canadiense, durante un partido de hockey sobre hielo.
Ayer martes, 4 de febrero, iban a entrar en vigor los aranceles impuestos por la Administración Trump sobre las importaciones de Canadá y de México: un 25 % so

Cuando uno tuvo una bonita experiencia en un sitio, siempre está tentado de volver. Aunque uno debe asumir, claro está, el riesgo de que posteriores visitas arruinen los recuerdos de la primera vez. A mí me ocurrió con París, donde pasé un verano hace años, cuando era estudiante universitario. He vuelto muchas veces, y me sigue encantando, pero me resulta cada vez más difícil disfrutar de los lugares emblemáticos de la ciudad… por las multitudes.
Y si hablamos de multitudes en París, tenemos que mencionar el Louvre. El pasado 28 de enero, el presidente francés, Emmanuel Macron, anunciaba un “co

A veces viene bien salir de tu país para coger un poco de perspectiva. Hace poco, visité a un amigo en Canadá y, una noche, nos sentamos a ver las noticias de televisión. En seguida me llamó la atención el aspecto de los presentadores: no eran particularmente jóvenes ni atractivos. No parecían salidos de un casting de modelos. El contraste con el patrón por el que están cortados muchos de los presentadores de informativos en España era obvio.
Si quisieran, no lo dudo, los canadienses también podrían contratar presentadores jóvenes y atractivos, y quizá haya canales que lo hagan. En nuestro país

Ferran Adrià cerró el mítico restaurante El Bulli en 2011. Desde entonces, se diría que, de una manera u otra, el chef se ha dedicado a deconstruir —por utilizar un término aplicado con frecuencia a su cocina— lo ocurrido en los vertiginosos años que llevaron El Bulli a la cima de la alta cocina mundial.
En los noventa, la gastronomía española experimentó una gran transformación, de la mano de chefs como el propio Adrià, Juan Mari Arzak, Andoni Luis Aduriz, Joan Roca, Carme Ruscalleda y Martín Berasategui, entre otros. Algunos opinan que este movimiento ha sido el más influyente en el mundo de

En los últimos 5 años, el consumo de fármacos de última generación contra la obesidad —Ozempic, Wegoby y Mounjaro, principalmente— ha crecido un 2.500 % en nuestro país. Nada menos. Y eso, teniendo en cuenta que los dos últimos productos no estuvieron disponibles hasta 2024.
De los tres fármacos anteriores, la Seguridad Social solo cubre el uso de Ozempic, y en personas obesas con diabetes tipo II. Según contaba El Periódico el pasado 26 de enero, entre quienes utilizan estos medicamentos en nuestro país, muchos no cumplen estos requisitos, y se están pagando de su bolsillo la medicación. El co