“Ya no hay marcha atrás” — There’s no turning back
Cuando el primer paquete llega a la puerta de mi apartamento, hago lo que cualquier persona, como yo, hace en esta situación: Ignoro el paquete. Por cuatro días ignoro el objeto situado en la entrada de mi apartamento. ¡Cuatro días! Después de cuatro días, muevo el obstáculo con mi pie, pero no me aproximo para investigar.
¡Ah, pero tengo una buena excusa! Es simplemente inconcebible que llegue un paquete para mí. Mi cerebro ni siquiera entretiene la posibilidad de que yo soy el destinatario. Te explico: este paquete llega en un momento muy solitario en mi vida.
Yo prácticamente vivo la vida de un recluso social. Sí, como los lunáticos en las películas, que viven solos en las montañas y bloquean la conexión con el resto del planeta y abandonan todo interés en la sociedad. Así... pero sin la barba.
Ya no soy un periodista importante. Lamentablemente, eso está en el pasado. Mi nombre es ahora una patética anécdota; una advertencia para la nueva generación de periodistas. Ahora soy escritor fantasma para publicaciones mediocres. Gano solo suficiente para sobrevivir. Con la excepción de unas personas que todavía hablan conmigo, yo estoy totalmente aislado. Cada día me distancio un poco más del mundo.
Por eso el paquete es una enorme sorpresa. Normalmente, las correspondencias que yo recibo son del banco, la compañía de crédito y la agencia de colección. Mis finanzas son un desastre.
En la historia de mi vida, este es el capítulo de tragedia, sin duda.
Así que imagina mi sorpresa cuando, en el día cinco, veo que mi nombre está escrito en la misteriosa caja. ¡Mi nombre! Imposible de ignorar esta revelación. Contemplo mi nombre por unos minutos sin comprender. Finalmente, mi curiosidad es más grande que mi apatía. Ya no hay marcha atrás…
El paquete es una invitación... y yo acepto.
¡Ah, pero tengo una buena excusa! Es simplemente inconcebible que llegue un paquete para mí. Mi cerebro ni siquiera entretiene la posibilidad de que yo soy el destinatario. Te explico: este paquete llega en un momento muy solitario en mi vida.
Yo prácticamente vivo la vida de un recluso social. Sí, como los lunáticos en las películas, que viven solos en las montañas y bloquean la conexión con el resto del planeta y abandonan todo interés en la sociedad. Así... pero sin la barba.
Ya no soy un periodista importante. Lamentablemente, eso está en el pasado. Mi nombre es ahora una patética anécdota; una advertencia para la nueva generación de periodistas. Ahora soy escritor fantasma para publicaciones mediocres. Gano solo suficiente para sobrevivir. Con la excepción de unas personas que todavía hablan conmigo, yo estoy totalmente aislado. Cada día me distancio un poco más del mundo.
Por eso el paquete es una enorme sorpresa. Normalmente, las correspondencias que yo recibo son del banco, la compañía de crédito y la agencia de colección. Mis finanzas son un desastre.
En la historia de mi vida, este es el capítulo de tragedia, sin duda.
Así que imagina mi sorpresa cuando, en el día cinco, veo que mi nombre está escrito en la misteriosa caja. ¡Mi nombre! Imposible de ignorar esta revelación. Contemplo mi nombre por unos minutos sin comprender. Finalmente, mi curiosidad es más grande que mi apatía. Ya no hay marcha atrás…
El paquete es una invitación... y yo acepto.