En mi familia se ha transmitido de padres a hijos una frase célebre de una pensadora y jurista española del siglo XIX llamada Concepción Arenal. Es, quizá, su afirmación más famosa: “Odia el delito y compadece al delincuente”. En estas palabras se encierra el sentido último del sistema penitenciario español: no limitarse a castigar a los delincuentes; sino, sobre todo, intentar rehabilitarlos para reinsertarlos en la sociedad.
En ese espíritu de ‘odio al delito’ y de ‘compasión hacia el delincuente’ se enmarcan otras medidas como la revisión y reducción de penas o los permisos penitenciarios. T
Los países escandinavos tienen buena fama: son lugares prósperos, avanzados, dialogantes y siempre dispuestos a mediar en conflictos internacionales. Su alto nivel de vida, su sólido estado de bienestar y sus elevados estándares democráticos y ambientales a menudo son vistos por otros países como el camino a seguir. Esta imagen impecable ha quedado hecha añicos este mes por Dinamarca.
El parlamento del país aprobó el pasado 3 de junio, con el apoyo de los socialdemócratas y de los partidos conservadores, una ley que permite tramitar las peticiones de asilo de refugiados fuera de territorio dané
“Cómo no envidiar la vida de nuestros padres. Cómo volver a creer en el progreso”. Estas preguntas retóricas, pronunciadas en un discurso ante varios miembros del Gobierno español por la escritora y periodista Ana Iris Simón –de 29 años y que dará a luz en las próximas semanas– han sacudido la política de nuestro país y han situado a esta joven en el centro del debate.
La autora de la novela ‘Feria’, un auténtico superventas, cree que sus padres podían permitirse tener fe en el futuro porque en sus vidas había una mejoría constante y seguridad económica y laboral: “Lo que más envidio es que par
El servicio postal español decidió, hace unos días, hacer coincidir una campaña antirracista con el primer aniversario del asesinato de George Floyd. Pero la cosa no salió como se esperaba. Correos, que así se llama la empresa pública, emitió una serie de cuatro sellos, imitando diferentes tonos de piel. Hasta ahí, todo bien…
Sin embargo, alguien en la agencia publicitaria que diseñó la campaña decidió que sería una buena idea que los sellos más claros tuvieran más valor (1,60 euros), y los más oscuros, menos, hasta los 70 céntimos. “Así, al hacer un envío será necesario usar más sellos oscuros
Una de esas imágenes que no se olvidan es la de los gritos y saltos de alegría de los miembros de la delegación de una ciudad cuando el jurado desvela que su candidatura ha sido elegida para celebrar los Juegos Olímpicos. Esa euforia contagiosa se parece mucho a la de quien gana la lotería. Para la ciudad vencedora, ser elegida siempre ha sido visto como un enorme golpe de suerte: nuevas infraestructuras, atención mediática, turistas, proyección internacional… Un enorme salto hacia el futuro envidiado por medio mundo. Hasta ahora.
Nunca unos Juegos Olímpicos habían cosechado tanto rechazo entre