En su discurso, Obama declaró que la labor del movimiento de derechos civiles ha avanzado pero no ha terminado. “Cincuenta años después del Domingo Sangriento, nuestra marcha aún no está terminada, pero estamos cada vez más cerca”, dijo. El primer presidente negro de Estados Unidos también destacó la “enorme fe” de los manifestantes originales y se refirió a la “larga sombra” del racismo en América.