Marta: | Recuerdo que hace unos años, mientras iba en tren con mi madre, ella miraba el paisaje en silencio por la ventana y me dijo: “cuando yo era pequeña, todos los pueblos eran distintos. Y ahora… todos se parecen”. |
Rylan: | Y esta reflexión tan profunda de tu madre… ¿a qué se refería? |
Marta: | Pues… creo que se refería a que antiguamente los pueblos, barrios y ciudades crecían a la buena de Dios… lentamente, siguiendo senderos y caminos naturales del terreno. La geografía y la cultura daba a los pueblos su personalidad. |
Rylan: | ¿Crees realmente que antiguamente las ciudades crecían a la buena de Dios? |
Marta: | Quizás he exagerado un poco. Verdaderamente, en la época de los fenicios y los griegos, el concepto de ciudad o núcleo urbano no existía. |