Crimen en el taller de restauración
1 July 2020
Quizá recuerden el fascinante caso ocurrido en 2012 con el Ecce Homo de Borja. En el Santuario de Misericordia de Borja,
un pequeño municipio zaragozano de unos 5.000 habitantes, un fresco de 1930, representando a un
Cristo con corona de espinas, se deterioraba rápidamente. Cecilia Giménez,
una devota feligresa del santuario,
no pudo aguantarlo, y decidió actuar.
Giménez
se puso manos a la obra, aplicando sobre el fresco una
capa de pintura que hizo desaparecer completamente
el rostro del Cristo. Cabello y corona de espinas
dieron paso a una espesa mata de pelo. Y
los ojos piadosos del original