Ley rider al rescate de los repartidores
8 September 2021
Daniel Vargas Peset / Shutterstock.com
Un día de otoño del año pasado, mientras esperaba
una entrega de comida a domicilio,
empezó a caer un fuerte chaparrón. Minutos después
sonaba el timbre, y allí estaba la repartidora, con mi comida en una mano,
un casco de bicicleta en la otra, y
calada hasta los huesos. En un acto impulsivo, le di
una propina de diez euros. Mientras
se marchaba, bajando por las escaleras, la chica
se giró hacia mí y me dijo “te quiero”.
A juzgar por la respuesta de aquella chica, propinas de tal calibre no son muy habituales. En mi caso, desde luego no lo son; uno tiene
la vaga esperanza de que, de alguna
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