¡Hola a todos! Bienvenidos a un nuevo episodio de nuestro programa informativo semanal. Yo soy Mercedes y hoy estamos a miércoles, 3 de mayo de 2023. Abriremos el programa con el inesperado despido del controvertido presentador de televisión estadounidense Tucker Carlson. Continuaremos con el fabricante de automóviles Seat, que ha sido condenado a pagar más de un millón de euros a un artista madrileño por plagio. A continuación, discutiremos cómo, en el primer trimestre del año, Netflix ha perdido un millón de usuarios en nuestro país. Después dedicaremos un segmento a comentar el reglamento de aconfesionalidad aprobado recientemente por el Ayuntamiento de Gijón. Y finalmente, para cerrar el programa de hoy, hablaremos de los comportamientos poco respetuosos de algunos turistas, algo que está enfureciendo a los habitantes de la isla de Bali, en Indonesia.

No lo voy a negar: la noticia, el pasado 24 de abril, del despido de Tucker Carlson, el presentador de Fox News, me hizo sentir bien. Lo sé, alegrarse de la desgracia ajena no está bien. Y, sin embargo, en mi defensa diré que, obviamente, tras su despido, Carlson no va a acabar debajo de un puente; diversos medios de ideología nacionalpopulista ya le han ofrecido trabajo, o eso dicen públicamente. Y no falta quien le pronostica a Carlson una brillante carrera independiente.

Escoja la plataforma que escoja, pocos dudan de que Carlson seguirá dedicado en cuerpo y alma a hacer lo que parece dársel

Y si, en Estados Unidos, a algunos mentir les empieza a costar mucho dinero, en España el plagio también sale caro, como os contamos en la siguiente noticia.

Ya han pasado 13 años desde que el fabricante de automóviles Seat celebrara su 60 aniversario. Pronto llegará el momento de conmemorar los 75 años de la empresa, pero es posible que Seat todavía no haya acabado de pagar las facturas del aniversario anterior. Como contaba eldiario.es el 22 de abril, el mes pasado la Justicia española condenó al fabricante a pagar 1,2 millones de euros al artista Mateo Maté por plagio.

En 2010, Maté, un artista madrileño de reconocida trayectoria, exponía su obra “Viajo para conocer mi geografía” en el centro de arte contemporáneo Matadero de la capital. La pieza

Y de una polémica empresarial, la de Seat, pasamos a otra, en este caso relativa a una compañía que lleva mucho menos tiempo establecida en nuestro país: Netflix.

En 2015, entre el 80 y el 90% del consumo de contenido digital en nuestro país se estima que era ilegal. Los españoles éramos los auténticos reyes del pirateo y, en no pocos casos, diría que hasta orgullosos de ello. Ese mismo año desembarcó en nuestro país la plataforma de vídeo bajo demanda Netflix. Muchos le auguraban a la compañía estadounidense un sonado fracaso: ¿por qué iban a pagar los españoles por contenidos a los que ya tenían acceso de manera gratuita a través de webs piratas?

Los agoreros se equivocaron totalmente. Desde que llegó Netflix —y posteriormente también las otras platafo

Algunos usuarios de Netflix pronto tendrán que empezar a pagar, si quieren seguir utilizando la plataforma en nuestro país. Entretanto, quien parece que también tendrá que comenzar a pagar por usar ciertos servicios públicos, en Gijón, es… la Iglesia Católica.

España es un país cada vez más laico. El número de personas indiferentes a la religión, agnósticas, o ateas, va en aumento. Los católicos practicantes ya hace tiempo que dejaron de ser mayoría, aunque una parte significativa de la población todavía se declara católica no practicante.

Con el fin de la dictadura franquista —un régimen marcado por un fuerte nacionalcatolicismo— en 1975, llegaba a España la libertad. Pero la inercia de 40 años de imposición religiosa todavía perdura. A nivel personal, imagino que cada vez menos, a medida que van falleciendo las personas de generaciones anteriores.

Quien, en mi opinión, sí tiene que dar explicaciones son los turistas cuyo mal comportamiento, como os contamos en la última noticia del programa, está enfureciendo a los habitantes de la isla indonesia de Bali.

Hace unos años, me cogí unos meses sabáticos para ir a conocer las antípodas de nuestro país: Nueva Zelanda. Pero una amiga me sugirió que, estando en la región, visitara también Bali. La isla indonesia no estaba por aquel entonces en mi radar, pero al final, ante la insistencia de mi amiga, y un poco a regañadientes, decidí ir. Como a tantos otros, Bali me enamoró: el espectacular entorno natural, la encantadora gente, los templos, la comida, la cultura…

Tengo un muy bonito recuerdo de Bali, y la verdad es que me apetece mucho volver. Pero también me preocupa un poco lo que pueda encontrarme,