Nicolás Maduro comete un grave error de cálculo
Los ciudadanos de Venezuela deben de estar sintiendo en estos momentos que viven en el interior de un polvorín. Y cualquiera puede encender la mecha a cada instante. El país poco a poco se acerca al borde del precipicio, y pareciera que nada pudiera evitar el desastre inminente.
El presidente Nicolás Maduro se siente acorralado. A la parálisis general que afecta a todo el territorio nacional, la cual ha provocado un desabastecimiento generalizado en prácticamente cualquier producto de consumo, también hay que sumar la pérdida de aquel amplio apoyo popular que heredó de su predecesor y mentor Hugo Chávez. Maduro está entre la espada y la pared, y por eso dio un terrible paso en falso la semana pasada: el jueves 30 de marzo el Tribunal Supremo de Justicia, controlado por el chavismo, despojó de poderes al Parlamento de Venezuela, cuya gran mayoría de asientos son ocupados por diputados opositores a Maduro. En otras palabras, los poderes ejecutivo y judicial asumieron las competencias del poder legislativo, lo cual, me parece a mí, es un paso firme y claro hacia el establecimiento de una dictadura.
El candidato de Rafael Correa obtiene la victoria
El candidato protegido del ya expresidente Rafael Correa ha salido victorioso en las elecciones en Ecuador del pasado 2 de abril, tras una dura campaña electoral que, al igual que ocurre con la situación política en Venezuela, tampoco ha estado exenta de polémica. Y es que el caso venezolano, y más concretamente la figura de Nicolás Maduro, es ahora en toda Latinoamérica un elemento tóxico del cual todos se quieren alejar como si de la peste negra se tratara.
Por todos es conocido que Rafael Correa, quien dirigió las riendas del país durante los últimos diez años, siente una íntima conexión con
Mariano Rajoy intenta enterrar el independentismo catalán con dinero
Les contaba hace un par de semanas que los líderes independentistas catalanes se estaban poniendo nerviosos. Estaban comenzando a radicalizarse y a amenazar con declarar la independencia de manera unilateral. Las razones, según mi punto de vista, eran muy simples: hace tiempo que ya han asumido que el referéndum sobre la independencia jamás se llevará a cabo (a pesar de que de cara al público aún no pueden reconocerlo) y, sobre todo, son conscientes de que el apoyo popular se está desinflando. Las encuestas publicadas el pasado 30 de marzo parecen darme la razón: el apoyo a la independencia en
El Congreso español debate la ley de muerte digna
Poco a poco, paso a paso, España aún va sacudiéndose de encima los últimos resabios de la antigua dictadura franquista, aquel larguísimo y tenebroso período de la Historia de España que siempre fue tutelado y apoyado por la Iglesia Católica. No olvidemos que, por ejemplo, el divorcio se legalizó en este país en fecha tan tardía como 1981. A pesar de que las iglesias y catedrales de España hoy apenas son visitadas por fieles, la jerarquía eclesiástica todavía conserva gran parte de su poder e influencia ideológica. Es por ello que hemos tenido que aguardar hasta este año para que, al fin, se de
Un año de cárcel por un tuit
Mis amigos suelen decir que soy demasiado apocalíptica con el tema de las nuevas tecnologías y las redes sociales. Yo no les quito razón. De hecho, soy tan negativa y pesimista que hasta el día de hoy me he negado a usar un simple smartphone. Podríamos sentarnos a charlar durante horas, pero como no tenemos mucho tiempo, voy a resumir en pocas palabras mi alocada teoría: creo firmemente que el principal culpable del enloquecimiento planetario que hemos presenciado en los últimos años es, sin ninguna duda, el papel fundamental que las redes sociales están jugando en nuestras vidas. Una función