Hay algo de justicia poética en el hecho de que un afroamericano del populoso barrio de Harlem, en Nueva York, haya sentado en el banquillo a todo un expresidente, blanco, de Estados Unidos. El juicio contra Donald Trump ofrece mil ángulos y lecturas; pero, visto con perspectiva, supone un precedente tan inédito como cuando Barack Obama se convirtió en el primer presidente negro del país. El nombre de Alvin Bragg, el fiscal que dirige la acusación contra Trump, ya ocupa un lugar en los libros de historia.
En concreto, Bragg acusa a Trump de haber manipulado libros de cuentas en 2016 para oculta
“Un país que desmonta la Educación está gobernado por quienes tienen algo que perder con la difusión del saber”. Seguramente Javier Milei nunca haya escuchado estas palabras, aunque el presidente argentino podría ser el protagonista de la célebre frase, atribuida al escritor Italo Calvino.
Como otros populistas, Milei tiene una relación problemática con la ciencia y el saber. Raramente desaprovecha la ocasión para demostrar cuánto le incomoda el conocimiento. Ha negado reiteradamente la evidencia científica del cambio climático y afirma que las políticas para evitarlo solo sirven “para financi
Hubo un tiempo en el que las pirámides de Egipto, el Partenón o la catedral de Notre-Dame fueron el colmo de la modernidad. Cuando esas obras se culminaron, eran vanguardia. Aunque hoy nos parezcan valiosas reliquias del pasado, en su día seguramente escandalizaron a más de un alma sensible (y tradicional). La línea en la que una edificación emblemática –si sobrevive a la piqueta o al paso del tiempo– deja de ser novedosa para convertirse en clásica es difusa.
Notre-Dame se culminó en el siglo XIV, pero con el paso de las décadas fue incorporando aportaciones de otros estilos. El rey Luis XIV l
Algunos rostros devienen iconos. Sucede con dioses, líderes y estrellas (Cristo, Che Guevara o Chaplin); pero, también, con sociópatas (Hitler, Charles Manson o Pablo Escobar). El cabello, los ojos, las cejas, el bigote… sus rasgos esquematizados son reconocibles en la distancia. Evocan episodios de una historia –ya sea atroz o heroica– siempre difíciles de olvidar.
El rostro del personaje aparece en camisetas, gorras, encendedores y jarros: la imaginación es el límite. El icono es, para algunos, deseable: hay personas dispuestas a gastar dinero para llevarse a casa parte del mito (incluso cuan
Mucho antes de que el reguetón conquistase las listas de éxitos y las pistas de baile de medio mundo, otro fenómeno musical latino le abrió camino: el mariachi, con sus rancheras, sus boleros, sus corridos y su inconfundible indumentaria. Ya sea en las calles de Ciudad de México, en Times Square o en la Plaza Roja de Moscú, un mariachi siempre es un mariachi, y recibirá el cariño y la curiosidad de los viandantes.
Esa simpatía universal se debe quizá a que los mariachis son percibidos como músicos del pueblo, de la gente común. También porque son puro mestizaje, empezando por el nombre. Hay qui