Según algunas de las víctimas, los siete asaltantesllegaron a la playa en un bote. Llevaban los rostros cubiertos con pasamontañas y portaban fusiles R-15, considerados armas de guerra. Los ladronesdispararon al aire y amenazaron con lastimar a la gente. Durante una hora, obligaron a los turistas a abrir sus billeteras y entregar todas sus pertenencias.