Noé: | María, hay algo que siempre me intrigó mucho. ¿Cómo puede ser que tantos criminales de la Segunda Guerra Mundial acabaron refugiados en Argentina y demás países de Sudamérica? |
María: | Ay, qué pregunta más difícil, Noé... |
Noé: | Está claro que hubo un elaborado plan para salvarlos de ir a juicio por sus crímenes de guerra. Estuve investigando. Mira: el sádico doctor Josef Mengele, que le realizaba experimentos atroces a parte de los presos en Auschwitz, escapó a Argentina en 1949. Adolf Eichmann, la mente detrás de la terrible “Solución Final”, también. A Brasil llegó Herbert Cukurs, un aviador responsable por exterminar a parte de la población judía de Letonia. En Bolivia se escondió Klaus Barbie, quien había causado terror en la Francia ocupada. Bueno, no se escondió, porque era asesor del gobierno boliviano, y dicen que ayudó a la CIA a encontrar al Che Guevara en la selva... |
María: | Sí, Noé. El líder croata Ante Pavelic, el nazi austríaco Josef Schwammberger, el oficial de la SS Erich Priebke y demás colaboradores del régimen nazi, todos se refugiaron en Argentina. También muchos oficiales de rangos más bajos que llevaron vidas más anónimas en el país. |