Aumenta la presión sobre Theresa May
26 September 2018
Muchas veces me imagino al exprimer ministro británico David Cameron sentado en el sofá de su casa y hojeando el periódico. Y me lo imagino a la perfección pensando con cierta vergüenza: "Vaya tremendo lío en el que he metido al país". Porque vamos a ver: ¿qué necesidad tenía Cameron de convocar el dichoso referéndum sobre el Brexit? ¡Ninguna! No tenía obligación alguna. Si lo hizo, fue precisamente porque pensaba que el "No" a la salida de Europa estaba asegurado (en el momento de convocar el referéndum, las encuestas estimaban en un 60% el apoyo a la permanencia en Europa). Lo último que Cameron se podía imaginar era que el tiro le saldría por la culata y que ganaría por sorpresa el "Sí". Después de aquel error garrafal de cálculo, lo único que podía hacer, por supuesto, era dimitir. Y dejarle ese regalo envenenado a su sucesor. Que no es otro que la pobre Theresa May.