Una celebración de aniversario muy amarga
24 January 2018
Donald Trump ha cerrado su agitado primer año de mandato encajando la que es, sin lugar a dudas, la peor de todas sus derrotas. Y eso que ya son varias. No ha logrado hacer realidad ninguna de las grandes promesas con las que sedujo a tantos millones de electores. No ha podido construir su soñado muro fronterizo con México, ni ha conseguido derogar el Obamacare, ni tampoco ha logrado consolidar el veto a la entrada en el país de los musulmanes. Pero todos aquellos fracasos han empalidecido al compararse con la gran humillación sufrida el pasado 20 de enero. Ese día, justo cuando se cumplía el primer aniversario de su ascenso al poder, se produjo el tan temido cierre temporal de la Administración del Estado. Esta parálisis administrativa tuvo graves consecuencias para el correcto funcionamiento del país. Para empezar, aproximadamente 850.000 funcionarios quedaron licenciados y sin paga. Por otra parte, infinidad de museos, monumentos y parques nacionales fueron clausurados. Pero lo más grave de que Estados Unidos haya cerrado temporalmente su Administración es la imagen de deterioro que está ofreciendo al mundo, una imagen que es el símbolo palpable de la falta de entendimiento entre demócratas y republicanos.