Nosotros somos los siguientes
29 January 2029
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El pasado 10 de febrero, el diario The Guardian publicaba un interesante, y profundamente preocupante, artículo sobre la desaparición de los insectos. Pero el autor, que sin duda pretende concienciar al público sobre este grave problema, vuelve a caer en el error apuntado por Schwarzenegger: la extinción de los insectos ocurriría, según las previsiones, precisamente dentro de un siglo.
A mí los números del artículo no me cuadran. Según el estudio científico global mencionado por The Guardian, la población mundial de insectos está cayendo un alarmante 2,5% al año. ¿No significaría eso que, en solo dos décadas, habría desaparecido la mitad de insectos del planeta? ¿Y en 40 años, no dentro de un siglo, la población entera?
Proyectar escenarios catastróficos a dentro de un siglo quizá no sea más que una maniobra de nuestro subconsciente para sentirnos menos abrumados por la realidad. Pero, obviamente, cuando los insectos hayan desaparecido poco podremos hacer por traerlos de vuelta; el problema hay que abordarlo ahora.
Las consecuencias de la extinción de los insectos, un proceso que ya está ocurriendo, serían ciertamente catastróficas. Dependemos de ellos para la polinización, necesaria para que muchas plantas produzcan semillas y frutas. Sin polinización, nuestro sistema agrícola entraría en colapso. Además, muchas especies de aves, reptiles y peces se alimentan de insectos. A medida que ciertas especies empiecen a desaparecer, lo harán otras que, a su vez, se alimentan de ellas. El efecto en cadena puede ser devastador.
Francisco Sánchez-Bayo, de la Universidad de Sídney, en Australia, es uno de los autores del estudio referenciado por The Guardian. El científico asegura que la principal causa del problema es la agricultura intensiva. Los árboles y arbustos que antes rodeaban los cultivos ahora han desaparecido, y los campos son fumigados con pesticidas. Los insectos ya no tienen donde vivir.
Algunos están convencidos de que solo la agricultura intensiva puede alimentar a la creciente población del planeta, pero ahora está claro que el modelo agrícola actual tiene que cambiar. Existen otras maneras de cultivar la tierra, más sostenibles que los monocultivos basados en el uso intensivo de fertilizantes sintéticos, herbicidas y pesticidas. Si nos empeñamos en seguir por este camino, no solo se extinguirán los insectos. Los siguientes somos nosotros.